jueves, 14 de octubre de 2010

Fabúlas

Fabula
La mujer y la gallina
Una mujer viuda tenía una gallina que le ponía un huevo todos los días. Pensó que si le daba más cebada pondría dos huevos, y aumentó su ración. Pero la gallina engordó y ya no pudo ni poner una vez al día.
Esopo



Si sin control ni sabiduría forzas lo que ya te está sirviendo para que te dé más, sólo obtendrás que perderás lo que ya tienes.


El águila y el búho

Eran enemigos de toda la vida el águila y el buho, pero un día, cansados, sin duda, de su eterna pelea, decidieron hacer las paces.
Se dice que hasta se dieron un beso para terminar la guerra. Y como fin del trato, los dos juraron que se respetarían entre ellos y que ninguno de los dos comería a los hijos del otro. Pero había una dificultad: el águila no conocía a los hijos del buho. — Tengo miedo — dijo entonces el buho —, porque como tú eres poderosa y no respetas nada, puedes atacarlos.
— Dime cómo son y los reconoceré — repuso el águila con su sonrisa más amistosa.
Entonces el buho hizo mil elogios de sus hijos, diciendo cuán bellos y encantadores eran, fáciles de distinguir por su belleza.
Pasados unos días, vio el águila en el hueco de una roca, unos desdichados pajarracos, flacos y feos, y los devoró, sin dejar otra cosa que los huesos, segura de que no tenían nada que ver con los hermosos hijos de su amigo.
Se equivocaba terriblemente: acababa de comerse a los pequeños buhos.
Cuando el padre clamó venganza, los dioses declararon que él era el único culpable.


Así pierde muchas veces a la gente su propia vanidad.

(La Fontaine)